Empezaré formulando esta pregunta: ¿Qué es la belleza? O más bien ¿Cómo se reconoce lo bello? Seguramente si hiciésemos un cuestionario popular algunas repuestas coincidirían en su parte teórica, pero divergirían en la práctica. Es un concepto complejo, abstracto y material al mismo tiempo, así como temporal.Desde tiempos inmemoriales podemos encontrar diversas teorías sobre la belleza. Las más antiguas se deducen de esculturas, papiros o pinturas y las más actuales del cine o la fotografía.
Es fácil pensar que la belleza es universal ya que comparamos todas las imágenes con nuestra realidad actual y emitimos juicios positivos o negativos. Pero seguramente si hubiésemos vivido hace 200 años y viésemos esas mismas imágenes no pensaríamos lo mismo de ellas. De esta manera podemos extraer que la belleza es relativamente universal dentro de un contexto determinado y que está sujeta a cambios. Solo tenemos que contemplar la evolución de los cánones de belleza a lo largo de los siglos para poder analizar este concepto con más profundidad.
Ya en la Antigüedad clásica los griegos impusieron los primeros cánones de belleza: la proporción y la armonía, tanto en el desarrollo artístico como en el culto al cuerpo. Durante la Edad Media la figura humana era algo más menuda (por la falta de alimento) el cabello era largo y rubio y el ideal de belleza era la fragilidad.
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Edad media |
En el renacimiento se retoman de nuevo las ideas clásicas de los griegos, pero se añaden otras características como la palidez (la mentalidad renacentista veía la palidez como símbolo de belleza mientras que la piel morena y los labios gruesos se consideraban de mal gusto, ya que estaban vinculados con los estamentos más bajos que trabajaban en los campos. Sus rasgos eran más grotescos y curtidos y su piel más oscura por los efectos del sol. De ahí que los rasgos de los nobles tuviesen una consideración superior). Se empezó a dibujar la figura femenina, como una hipérbole de sus curvas y surgieron la cintura estrecha y los corsés.
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Barroco |
Con la llegada del Barroco comienza la teoría del exceso, se rompe radicalmente con los cánones clásicos y se impone el modelo de gordura perfilado por los corpiños. El artificio desmesurado vive su época dorada durante estos siglos, maquillajes unisex y enormes tocados invaden las cabezas cortesanas. La extravagancia llega en menor grado a las clases bajas que también modifican su aspecto.
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Ilustración de una de las chicas Gibson |
Con la modernidad surgen nuevas siluetas. A principio del siglo XX las chicas Gibson invaden el panorama estético de mediados de siglo con sus caderas anchas, pecho erguido y piernas gruesas. Hasta entonces se imponía un modelo general de gordura, con modificaciones concretas hasta que llegaron los años 50-60. Fueron quizás las consecuencias de la guerra lo que hizo minar la figura humana, que poco a poco se fue consolidando gracias al cine de Hollywood durante los años 30, 40 y 50, donde las actrices aparecían delgadas. Ya entrados los 60 con la fama de la modelo Twiggy se impuso el modelo excesivamente delgado y andrógino y se perdieron así las curvas del pasado.
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La modelo Twiggy |
Esta delgadez es el punto del que parten los cánones actuales, desde la esbeltez sana de los 90 hasta la delgadez enfermiza de comienzos del siglo XXI.
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El canon de las supermodelos de los 90 |
Esta breve introducción de los cánones de belleza es necesaria para poder explicar este fenómeno y llegar a su verdadera naturaleza. Como he dicho existen diversas teorías acerca de este tema. Ninguna de ellas es totalmente verdadera o falsa así como tampoco es excluyente, sino que se nutren unas de otras.
Pero aún quedan algunas preguntas: ¿Quién es el artífice de estos cánones?, ¿Cuál es el factor que hace que cambien? No hay un artífice concreto ni universal, pueden ser varios y cada época tiene los suyos. Estos cambios son provocados por el paso del tiempo, la evolución de las costumbres, las circunstancias de una época determinada, la economía o la pertenencia a un estrato social u otro. Una guerra, un descubrimiento o un levantamiento social son algunas de las causas que provocan cambios en las costumbres sociales y definen a sus integrantes. Un claro ejemplo son las Guerras Mundiales que trajeron el hambre y las enfermedades y los cuerpos menguaron. Durante aquella época cualquier signo de buena salud era señal de belleza y se impuso la austeridad en todos los aspectos. Otro es la Revolución Industrial. Con la entrada de la mujer al mundo laboral, se rompió el modelo de mujer florero y cambió su aspecto por otro más apropiado para el desarrollo de las tareas en las fábricas. Estos y muchos otros acontecimientos han marcado el paso progresivo de una época a otra. Así como se cierra una época por factores determinados se cierra también un canon para dar lugar a otro nuevo.
Por tanto no podremos reconocer nunca una belleza verdadera, ya que no es universal ni atemporal. Tiene fecha de caducidad, la imagen que en su tiempo deslumbraba por su belleza será una vieja gloria pasado un tiempo.
Y solo aquellos que la contemplaron en su tiempo verán aun su esplendor, porque han vivido las circunstancias que la alzaron a la cúspide de su canon. Pero el resto se verán arrastrados a los modelos de su época.